Desde Spitfire de The Prodigy o Song 2 de Blur, hasta Deal Wiv It de Slowthai o Come Down de Anderson .Paak. “No voy Patrás” es el dibujo perfecto de la parte TDH de ODDLIQUOR, mezclada con sus influencias de patinete de sus 16 años. Dos minutos intensos en los que se cuela el argentino CA7RIEL con un solo de guitarra que parte oídos.
El artista y productor madrileño Marcos Terrones, más conocido como Oddliquor, en su necesidad de ir más allá de la producción para otros, tras dos discos, un EP y un puñado de singles, prepara el que será su nuevo disco llamado ‘4×4’. “Tengo una voz que me dice que tengo que dejar huella para que los que vengan sientan la música como yo. No tan plasticosa, sino más sensible”, confiesa.
Después de cursar el bachiller de artes, y de currar como mozo de almacén y cajero, consiguió empezar a desarrollar su pasión musical. Si bien su adolescencia la marcó Timbaland y el R’n’B de los dos mil, él fue maridando la fórmula. Diggeando a ver qué le endulzaba el paladar.
Contribuyó a Esmeralda (2017) de Nathy Peluso; año y medio de aventura compartida en los primeros compases profesionales de ambos. Después llegaron nuevos familiares: Alberto Rock, Mayo o Alberto Marina. Y al mismo tiempo, también colaboraciones con artistas respetados de la escena nacional e internacional como Deva, Natalia Lacunza o Cruz Cafuné; viaje a Miami incluido para trabajar codo con codo con DVLP.
No era de los que jugaba a fútbol en el patio, hacía corrillo con las chicas; siempre le incomodó tener que encajar; el barrio apuntalaba la normatividad, pero las emociones le quemaban. Se preguntó muy pronto cómo le afectaban los roles de género, las masculinidades clásicas, la ambición tóxica. Recorrido, barrio, contradicción.
Un camino que ha construido al Marcos Terrones actual y que se verá reflejado en su próximo disco. Un reflejo de su renovación. Una nueva forma de contar su relato.
Porque, Marcos, sólo sabe hacer música desde las tripas.
Yeray S. Iborra (@YeraySIborra)